miércoles, 21 de mayo de 2014

La blogger activista: Dimma Kathib


Dima Khatib es una periodista árabe, residente en Caracas, Venezuela, que se convirtió en una influyente y poderosa bloguera y tuitera que utiliza internet como una herramienta para realizar demandas sociales.

La red la utiliza como un medio para difundir información acerca de las Revoluciones árabes y de ciertos los gobiernos dictatoriales en oriente. Considera que Internet permite una mayor información pues no hay control por parte del gobierno y por lo tanto, hay una mayor libertad de expresión. Para ella, se trata de  un lugar donde se pueden intercambiar experiencias, donde se convoca a grandes masas y donde se puede abrir un debate.

“Permite saber qué está pasando en otras ciudades o intercambiar experiencias entre los activistas de los países árabes. Lo que ha hecho la herramienta, quizás, es acelerar la revolución”



En suma, Dima cree que las redes sociales pueden utilizarse como una herramienta para que un grupo de personas, aunque éste sea reducido, pueda tener acceso a la verdad.

“A mí me han cambiado estas revoluciones porque sentí que, como periodista, tenía que estar con el pueblo. De todos modos, hoy ya no es posible contener las verdades. Esta era se acabó con la llegada de la era digital. Si el periodista no explica lo está que sucediendo en el medio de la empresa que le paga, algún ciudadano lo dirá en Internet. Entonces, los medios se sienten obligados a verificar estos temas y a cubrirlos. Yo quiero llamarlo un nuevo matrimonio entre el periodismo tradicional y el nuevo periodismo, donde los dos se necesitan para poder llegar a una verdad más acertada.”

Aquí abajo les dejo el link de un video donde Dima habla del rol de las redes sociales en el activismo y las revueltas populares https://www.youtube.com/watch?v=WQCp78gV-Cs

El asesinato de una defensora de los pueblos indígenas de Oaxaca: El caso de Bety Cariño

Alberta Cariño, conocida como Bety Cariño, fue asesinada el 27 de abril de 2010 junto con el activista finlandés Jyri Jaakkola, por un grupo paramilitar mientras introducían alimentos y medicinas a una comunidad indígena en Oaxaca. 

Bety era la directora de CACTUS (Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos) donde trabajaba por la defensa y lucha contra la discriminación de los pueblos indígenas, y se enfocó especialmente en los Triquis de la región de Cópala, Oaxaca. 

Organizaciones como Amnistía Internacional han exigido investigar el caso de Bety y Jyri porque hasta la fecha no hay detenidos. Autoridades extranjeras, como la legisladora finlandesa Satu Hassi afirmó que su caso no se ha resulto porque hace falta voluntad política por parte del gobierno. 
Probablemente, y como lo afirmó Satu Hassi, en Europa ya se hubiera hecho justicia para estos dos activistas pues el número de sospechosos es limitado y se conoce el grupo que organizó el ataque. Sin embargo, como en muchos otros casos en México, no extraña que exista impunidad por falta de voluntad política. Ya pasaron cuatro años y aún no hay ningún culpable en la cárcel; es por ello que distintas organizaciones no gubernamentales seguirán insistiendo. 


Psiquiatría y los derechos de las mujeres: las pasiones de Mathilde Rodríguez Cabo


En el año de 1922 a los 20 años una mujer originaria de San Luis Potosí, intentó ingresar a la carrera de Médico Cirujano en la Universidad Nacional de México.  En esta época para las mujeres el acceso a la educación era aún limitado y poco aceptado por lo que las autoridades universitarias, le dificultaron el acceso. Tras exigir insistentemente la libertad de estudiar en la universidad consiguió ser alumna, pasando a formar parte de un reducido grupo de mujeres mexicanas con una carrera universitaria. Su nombre era Mathilde Rodríguez Cabo. Quizá ésta fue de las primeras veces en que se enfrentó a la discriminación por ser mujer, y tal vez por esta razón también dedicó parte de su vida a la lucha por los derechos de las mujeres

En 1929 la sociedad Alexander von Humboldt becó a la joven médica para estudiar una especialidad en psiquiatría y neurología en los Cursos Internacionales de Perfeccionamiento Médico que se impartían anualmente en la Universidad de Berlín. De esta manera, la doctora formó parte de un pequeño y privilegiado  grupo de mexicanas que contaban con una carrera universitaria y estudiaban una especialidad.

Al concluir  sus cursos  de psiquiatría y encontrándose todavía en Alemania, el gobierno mexicano la comisionó para viajar  a la Unión Soviética para investigar y conocer los métodos de protección a la infancia que se realizaban en aquel país.

En 1932 se creó el Pabellón Infantil en el Manicomio General de La Castañeda, suceso que respondió  al contexto de preocupación generalizada por la infancia que inundó al siglo XX mexicano. En octubre de 1932, el director del Manicomio General notificó a Rodríguez Cabo su designación como directora del Pabellón de Psiquiatría Infantil. Las primeras labores de la doctora fueron elaborar un proyecto de organización del pabellón que diera eficiencia tanto en los servicios como en los fondos del manicomio. En su gestión al frente del Pabellón Infantil intensificó el trabajo de los enfermos mentales, intentando una readaptación social que, sin olvidar las circunstancias clínicas específicas a cada caso individual, capacitara al enfermo para la vida social, lo hiciera individuo responsable, con capacidad de trabajo. 

Mathilde Rodríguez (al centro) con enfermeras del manicomio La Castañeda
La psiquiatra no sólo sobresalió en el campo de la psiquiatría infantil, pues también destacó por sus actividades en torno a la lucha por los derechos de las mujeres. 

Mathilde Rodríguez Cabo militó en el PNR y colaboró en el gobierno de Lázaro Cárdenas, quien la nombró titular del Departamento de Previsión Social del Departamento del Distrito Federal

También formó parte de las mujeres que dentro del partido se organizaron en el año de 1935 para fundar el Frente Único Pro Derechos de la Mujer, organización caracterizada por ser una incluir distintas organizaciones femeninas y feministas con ideologías políticas diversas  y en donde se afiliaron más de cincuenta mil mujeres. Las mujeres exigieron, por ejemplo: abaratar los artículos de primera necesidad, aumentar los sueldos y salarios de las mujeres trabajadoras, limitar la jornada laboral a ocho horas.

En el FUPDM convivían tendencias feministas que sostenían posiciones políticas conservadoras en las que se señalaba que la mujer debía ser una esposa consciente y una madre abnegada, y tendencias que defendían un feminismo avanzado o socialista. En estas últimas se encontraba Mathilde Rodríguez Cabo, quien sostenía que la opresión de la mujer era tanto económica (trabajo fuera del hogar), familiar (en el hogar), como social (por el hecho biológico de ser mujer).

La Dra. Mathilde Rodríguez Cabo también se interesó por la condición laboral de las mujeres, especialmente de las obreras en la industria. Formó parte de las feministas que participaron en los congresos de los años treinta para resolver las problemáticas de las trabajadoras, como su bajos salarios y la falta de protección a sus hijos a través de centros de cuidado; su fondo documental atestigua su participación en el Congreso Nacional de Mujeres Obreras y Campesinas el 28 de septiembre de 1931. 

Entre las muchas preocupaciones feministas de la doctora, como la participación de las mujeres en la política; la educación de las mujeres y su desarrollo intelectual; la despenalización del aborto; la prostitución, para ella el tema del trabajo femenino era el más importante dentro de la agenda que debían ocupar las luchadoras por los derechos de las mujeres, pues era el que más evidenciaba la desigualdad que padecían.

La psiquiatra quizá se interesó mucho en las mujeres obreras debido a su postura socialista, teoría marxista en donde se sostiene que el proletariado, o clase trabajadora, vive en desventaja dentro del modo de producción capitalista, el cual está compuesto por una sociedad dividida en clases. Ella consideraba que esta organización desigual de la sociedad capitalista también determinaba la distribución dentro del hogar en donde los varones detentaban un poder superior a partir de una división del trabajo en donde a las mujeres se les asignó la función de procreación de los hijos.

Apoyó la idea de la feminista y política socialdemócrata alemana Clara Zetkin que la emancipación de la mujer tiene que ser obra de la mujer misma, porque pensaba que sólo ella era capaz de plantear correctamente sus necesidades específicas y de proponer los medios para remediarlas; pero esto no quería decir para ella que la mujer habría que luchar de manera aislada e independiente del hombre, ya que los problemas de las mujeres no se resolverían transformando la lucha  por su reivindicación en una lucha de sexos.

"Nada se ganaría si la mujer, triunfadora en tal lucha, lograra invertir los papeles y se posesionara de la situación de superioridad que actualmente tiene el hombre, como tampoco sería completo su triunfo, si aspirando sólo a obtener la misma situación que el hombre, lograra hacer desaparecer las diferencias que por razones de sexo existen, ya que en ese caso persistirán las diferencias por razones de clase."

Para Rodríguez Cabo las mujeres eran un grupo competente y capaz de generar cambios trascendentales en México a través de su intervención en la sociedad por medio de la política y la propuesta de ideas encaminadas a generar programas sociales. Ellas podrían ayudar a reducir la miseria y la incultura, así como promover el desarrollo democrático y económico, por eso les correspondía luchar por su incorporación a la vida política, económica y cultural del país. Mathilde se calificó a ella misma como una feminista y una mujer progresista, cuyo más grande ejemplo fueron las mujeres rusas que participaron a favor del movimiento revolucionario, así como las sufragistas inglesas y americanas, entre ellas Carrie Chapman Catt en Estados Unidos; Emmeline Pankhurst; y la alemana Rosa Luxemburgo.

Mathilde Rodríguez Cabo fue una mujer progresista porque, a diferencia de la mayor parte de la población que nació a principios del siglo XX, no pensaba que las mujeres debían estar relegadas al hogar. Aunque sí creía que las mujeres estaban destinadas a la reproducción, no aceptaba pensar que éste fuera el único fin en sus vidas, pues también distinguió en ellas la capacidad para contribuir al desarrollo del país a través de su desempeño político e intelectual, y por medio de su trabajo fuera del espacio doméstico. Sin duda, se caracterizó por su profunda  conciencia de la importancia  de la mujer en la vida profesional, social y política del país. 

martes, 20 de mayo de 2014

El feminismo en México (1920 y 1930)


Durante los años veinte, una de las movilizaciones más enérgicas fue la que buscó el sufragio femenino. Las representantes se caracterizaron por ser instruidas; eran profesionistas, periodistas, y maestras cuyo nivel económico y estatus social les permitió integrarse en la esfera pública con mayor facilidad.

La década de 1920 fue un periodo donde las feministas mexicanas se afiliaron a grupos feministas extranjeros, especialmente de Estados Unidos y de algunas partes de América Latina, esto fue posible gracias a sus encuentros en diversas conferencias. En 1922 en Baltimore se llevó a cabo la primera Conferencia Panamericana de la Mujer en donde se promovió el voto femenino. Como en Estados Unidos las mujeres recientemente habían obtenido este derecho (1920), se asume que las feministas fueron influenciadas por el movimiento norteamericano y lo tomaron como ejemplo.
Sufragista estadounidense con pancarta que dice
"Ayúdanos a ganar el voto"
El acceso a la educación, la trata de mujeres, y el derecho de las casadas a manejar sus bienes fueron otros temas que se debatieron. Como consecuencia de los encuentros en Baltimore, en México continuaron las reuniones en torno a las problemáticas femeninas. 

La actividad feminista se incrementó en los años treinta debido a que varias mujeres trabajadoras se unieron al movimiento. La razón para que voltearan sus miradas hacia el feminismo fue porque vieron en él una solución a sus problemas laborales que se agudizaron tras la depresión económica de 1929. El censo de 1930 reportó una disminución drástica del número de mujeres que trabajaba fuera de sus casas, en cualquier empleo, para obtener un salario. A raíz de esta situación fue que se realizaron tres Congresos Nacionales de Obreras y Campesinas (1931, 1933 y 1934) en donde se discutieron temas como: cooperativas de producción en el campo, licencias de maternidad,  beneficios del reparto agrario para mujeres, y los salarios mínimos industriales y para el trabajo doméstico. 

Julia Tuñón considera que la lucha planteada por las mujeres durante el cardenismo (1934-1940) ha sido el periodo más brillante del feminismo mexicano, gracias a que se estructuró ante el Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDM), caracterizada por ser una organización que incluyó distintas organizaciones femeninas y feministas con ideologías políticas diversas  y en donde se afiliaron más de cincuenta mil mujeres. Su esposa, Amalia Solórzano auspició la creación del FUPDM.


Lázaro Cárdenas acompañado de su esposa Amalia Solórzano (al centro)
A pesar de la larga lucha por el sufragio, y de que en el tercer informe de gobierno Lázaro Cárdenas se manifestó a favor de ceder el voto a las mujeres, el decreto que concedía este derecho se publicó en el Diario Oficial hasta 1952. Se ha argumentado en los trabajos historiográficos del feminismo mexicano que la razón por la que no se cedieron los derechos políticos a las mujeres tuvo que ver con el temor, por parte del gobierno, que se utilizara el voto para favorecer a un partido político conservador. 

En la década de los años veinte y treinta las mexicanas se organizaron de una manera efectiva y trabajaron insistentemente para conseguir igualdad civil y de derechos políticos; hubo reformas al Código Civil de 1927 que reflejaron los frutos de su esfuerzo y del de sus predecesoras de finales del siglo XIX y de la Revolución. Sin embargo, una de las debilidades del movimiento feminista en México fue la falta de continuidad de sus dirigentes y organizaciones de una década a otra. 



Hermila Galindo, una mujer revolucionaria

Entre 1915 y 1919 en México se empezó a delinear un proyecto feminista en el movimiento constitucionalista que promueve el papel de las mujeres como promotoras de la secularización. Hermila Galindo fue una de las destacadas mujeres que incursionó en la política constitucionalista, y colaboró con Venustiano Carranza para promover los ideales de su gobierno y hacer tareas de proselitismo tanto en el país como en el extranjero.

La participación de Galindo también sobresalió por la manifestación de ideas feministas que buscaban la emancipación de las mujeres de los valores tradicionales que  las reducían a actividades del hogar; demandó mayor igualdad entre hombres y mujeres; propuso la educación sexual en escuelas para que tuvieran conocimiento de su cuerpo; y propugnó el derecho al voto femenino.

Sus propuestas las expuso como periodista en el semanario La mujer moderna (1915), y en los primeros congresos feministas que se dieron en el país en 1915 y 1916 en la ciudad de Mérida. En estos congresos Hermila Galindo afirmó que era necesario reconocer el instinto sexual de la mujer y que las escuelas tenían que incluir cursos de biología donde se estudiara el sistema reproductor humano, fue rebatida por la facción de Isolina Pérez quien calificó sus ideas de inmorales. 

Algunas autoras como Gabriela Cano y Martha Eva Rocha señalan que la corriente feminista de Hermila Galindo formaba parte del “feminismo liberal”, pues el objetivo prioritario de su lucha fue la igualdad de derechos políticos para las mujeres.

Hermila consideraba que la mujer tenía que liberarse de la idea de que sólo era útil para criar hijos, lo que no significaba que dejara de apelar a la defensa de supuestos atributos naturales e intrínsecos de las mujeres, como el amor maternal considerado una característica indispensable para la conservación de la especie. 

Las feministas de la Revolución Mexicana buscaban cambios que favorecieran a las mujeres en el ámbito político y también en el legislativo, la lucha de figuras como Hermila Galindo logró modificar algunas leyes. Insistía en que para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres era preciso hacer una revisión al Código Civil. Su insistencia llevó a Carranza a emitir en 1917 la Ley sobre Relaciones Familiares, que incorporó demandas feministas como el derecho de las mujeres casadas a administrar y disponer de sus bienes, a comparecer y defenderse en juicio, y a establecer un domicilio diferente al del marido en caso de separación.





El feminismo negro en Estados Unidos


El feminismo negro surgió debido a la opresión que sufrieron las mujeres negras como consecuencia de una discriminación, tanto racial como de género; resultando las luchas por la liberación negra y de la mujer, respectivamente, insuficientes para alcanzar sus objetivos.

Las feministas negras comenzaron a organizarse de manera independiente por distintas razones. En primer lugar, argumentaban que la agenda de las feministas blancas no vinculaba opresión de género con otro tipo de opresiones. En segundo lugar, las feministas negras vieron a las blancas demasiadas preocupadas por los cambio culturales a expensas de los cambios económicos. Y tercero, muchas feministas negras criticaron las concepciones del feminismo blanco acerca de la necesidad de modificar el núcleo familiar por no estar suficientemente conscientes de cómo muchos en la comunidad negra ven a la familia como un grupo amenazado.


Muchas feministas negras vieron el feminismo blanco como liberaciones de las mujeres que no pudieron hacer los vínculos entre género y raza y clase oprimida, que el feminismo negro tenía la intención de hacer.

Lo expuesto anteriormente deja abierto un debate: ¿Los movimientos feministas deben darse como un grupo unitario, o bien, con distinciones étnicas y de clase? Floya Anthias afirma que la bibliografía feminista ha ignorado el modo en que los procesos de género y clase afectan de manera distinta a las mujeres de diferentes grupos étnicos y ha asumido una categoría unitaria de mujeres. 

Las mujeres en Estados Unidos sufrieron discriminación, pero la discriminación no fue la misma en todos los niveles, al igual que el racismo tampoco fue homogéneo. Esta fue la razón que llevó a las mujeres negras a manifestarse no sólo contra la discriminación de género, sino también de “raza” y clase. Considero que lo ideal es que existiera una lucha por todos los derechos humanos; sin embargo, vivimos en una sociedad que no es homogénea, es por esta misma razón por la que los movimientos sociales siempre van a tener distintas reivindicaciones. 




España reforma Ley del Aborto


El 20 de diciembre de 2013, el gobierno español aprobó la reforma a la ley del aborto, la cual prohíbe el aborto, excepto en caso de violación y grave peligro para la vida o la salud física o psíquica, la normativa se llamará Ley de Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos  de la Mujer Embarazada. Estas condiciones para abortar se establecieron hace casi 30 años en la Ley de Orgánica de 1985. 


Ante esta situación, miles de mujeres  se manifestaron en las calles  de Madrid para protestar contra esta ley. De acuerdo  a una de las activistas entrevistadas por la prensa, la reforma obligará a muchas a abortar clandestinamente. Las manifestantes fueron convocadas por el Movimiento Feminista de Madrid.





Me parece que esta ley no va a evitar los abortos, sino que va provocar que se realicen en la clandestinidad, lo que pondrá en riesgo la vida de las mujeres. Quienes se oponen al aborto consideran al embrión o feto como un ser capaz de sentir y le otorgan “derechos” como si se tratara un ser humano. Es una visión cuyo origen está en el cristianismo, el cual considera que los embarazos son gracia divina, y cree que desde que el espermatozoide fecunda al óvulo se origina una nueva vida; por lo tanto, es un pecado interrumpir su desarrollo. Sin embargo, deberían pensar que de la semana 1 a la 14 (periodo que en el 2010 se permitía la despenalización de la práctica del aborto inducido) el producto aún no se ha desarrollado completamente, por lo que su interrupción no significaría la muerte ni mucho menos el asesinato de ningún ser humano.

Además, creo que es sumamente contradictorio que se penalice el aborto excepto en caso de violación o de riego para la madre. Si al prohibir el aborto lo que se busca es privilegiar los “derechos” del feto bajo cualquier circunstancia, como lo afirmó el Ministro de Justicia Alberto Gallardón, ¿qué más da si el embarazo fue resultado de una violación, o de una relación sexual voluntaria? Si están “defendiendo la vida” a toda costa, entonces incluso el producto de una violación también debería desarrollarse. Esto demuestra que es una ley doble-moralista e hipócrita que busca criminalizar a las mujeres y obligarlas a ser madres como un castigo al ejercicio libre de su sexualidad.